La historia de los Amantes de Teruel procede de una antigua tradición que relata los hechos supuestamente ocurridos a principio del siglo XIII. Don Diego de Marcilla es rechazado por la familia de su amada, Isabel de Segura, al carecer de bienes. El pretendiente consigue un plazo de cinco años para enriquecerse y parte hacia la guerra en busca de fortuna. Regresará cumplido el plazo, el día en que Isabel se casa con otro. Consiguen encontrarse y Don Diego pide un beso a Isabel. Ella se lo niega por estar ya casada y él cae muerto de dolor. Isabel se siente culpable y al celebrarse los funerales, se acerca al féretro de su amado para ofrecerle el beso que le había negado en vida. Al besarlo cae repentinamente muerta junto a él.
En 1555 se descubrieron las momias de los amantes enterradas en la capilla de San Cosme y San Damián. Según testimonios posteriores, también se encontró un documento antiguo que recogía aquel suceso. Juan de Ávalos esculpió las estatuas yacentes bajo las que reposan en la actualidad las momias. En esta escultura se aprecia que las manos de los amantes no llegan a juntarse del todo, como símbolo de este amor imposible en el mundo de los vivos.
La historia de los Amantes de Teruel ha sido motivo de inspiración en todos los campos de las artes. Entre los autores que la han recreado literariamente destacan Tirso de Molina en el siglo XVII y Juan Eugenio de Hartzenbusch en el XIX.
Acto V
Habitación destinada a ISABEL en casa de DON RODRIGO. Una gran ventana sin reja en el fondo que da vista a un jardín alumbrado por la luna. Luces en la escena.
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