lunes, 6 de febrero de 2012

LÍRICA CULTA: EL CANCIONERO

Los cancioneros del siglo XV son antologías que recogen composiciones líricas de carácter culto escritas por autores individuales. Reciben el nombre de poesía cortesana porque nacen en ambientes refinados y palaciegos, destinadas a nobles que ya no son sólo guerreros, sino cortesanos que ocupan su tiempo en torneos, cacerías, fiestas y también en componer versos. De esta manera, la lírica se va enriqueciendo con nuevos ritmos y temas.

El tema predominante de la poesía cancioneril es el amor cortés procedente de la lírica trovadoresca provenzal. Los trovadores eran poetas cortesanos que componían tanto el texto como la música que los acompañaba. Se trata de un amor imposible que sufre en secreto el amado, quien se sitúa al servicio de la amada, su señora, en ocasiones casada, de quien sufre sus desplantes. Así, el amor cortés presenta a la mujer idealizada como un ser superior e inaccesible que encarna la perfección física y espiritual, y que no corresponde al enamorado, quien le rinde culto y vasallaje como si se tratara de un señor feudal. Este sufrimiento por amor a una mujer a la que se venera como a un dios, enaltece el espíritu del enamorado y lo perfecciona, ennobleciéndolo.

La lírica trovadoresca influyó también en la lírica gallega y en la catalana, cuya lengua poética fue el provenzal. Su importancia fue enorme en Italia, cuyo máximo representante, Petrarca, ejercerá gran influencia en la poesía posterior, dando lugar a una corriente literaria denominada el petrarquismo, a finales de la Edad Media.




Otros temas presentes en las poesía cancioneril son las reflexiones morales como la fortuna (el destino), el paso del tiempo y la muerte; y las sátiras morales y políticas.

Las formas métricas utilizadas por los poetas del Cancionero fueron el octosílabo para los verso de arte menor y el dodecasílabo para los versos de arte mayor, aunque con el tiempo la influencia italiana petrarquista fue desplazando este verso por el endecasílabo.


Los cancioneros más importantes son El Cancionero de Baena, El Cancionero de Estúñiga y El Cancionero General. Y los principales poetas cortesanos del siglo XV fueron el marqués de Santillana, Juan de Mena y Jorge Manrique.

Podéis encontrar la obra completa de Jorge Manrique, incluidas las Coplas a la muerte de su padre, en el portal de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante.

Juan de Mena, autor de Laberinto de Fortuna.


Canción

Recuérdate de mi vida,
pues que viste
mi partir e despedida
ser tan triste.

I

Recuérdate que padesco
e padesçí
las penas que non meresco,
desque vi
la respuesta non devida
que me diste;
por lo qual mi despedida
fue tan triste.

II

Pero no cuydes, señora,
que por esto
te fue ni te sea agora
menos presto;
que de llaga non fingida
me feriste;
así que mi despedida
fue tan triste.

Soneto

Lejos de vos y cerca de cuidado,

pobre de gozo y rico de tristeza,
fallido de reposo y abastado
de mortal pena, congoja y braveza,


desnudo de esperanza y abrigado
de inmensa cuita y visto de aspereza,
la mi vida me fuye, mal mi grado,
la muerte me persigue sin pereza.


Ni son bastantes a satisfacer
la sed ardiente de mi gran deseo
Tajo al presente, ni me socorrer


la enferma Guadïana, ni lo creo.
Sólo Guadalquivir tene poder
de me guarir y sólo aquél deseo.


Serranilla VII

Moza tan fermosa
non vi en la frontera,
com'una vaquera
de la Finojosa.

Faciendo la vía
del Calatraveño
a Santa María,
vencido del sueño,
por tierra fraguosa
perdí la carrera,
do vi la vaquera
de la Finojosa.

En un verde prado
de rosas e flores,
guardando ganado
con otros pastores,
la vi tan graciosa,
que apenas creyera
que fuese vaquera
de la Finojosa.

Non creo las rosas
de la primavera
sean tan fermosas
nin de tal manera;
fablando sin glosa,
si antes supiera
de aquella vaquera
de la Finojosa;

non tanto mirara
su mucha beldad,
porque me dejara
en mi libertad.
Mas dije: «Donosa
-por saber quién era-,
¿dónde es la vaquera
de la Finojosa?»

Bien como riendo,
dijo: «Bien vengades,
que ya bien entiendo
lo que demandades;
non es deseosa
de amar, nin lo espera,
aquesa vaquera
de la Finojosa».


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